Ujué, romeria 2003
ROMERIA 2003
La particular romería que todos los años hacemos los hermanos Izco a la Virgen de nuestro pueblo, la hicimos este año de día. Como en años anteriores bajamos de noche y para mi fue una experiencia muy positiva, mostré a mis hermanos mis preferencias por volver a bajar de noche y al no haber consenso, lo echamos a suertes con las cartas…después de bebernos cinco cañas. No se si por las cañas ó porque estaban dos contra uno pero el caso es que perdí.
Salimos de Monreal a las diez de la mañana después de un rico almuerzo. Esto es muy importante para poder arrancar durante las dos primeras horas de la caminata porque son prácticamente cuesta arriba.
Antes de arrancar, una cosa conviene aclarar. Durante los días previos a la caminata, un problema de escozor por rozaduras en ciertas partes sensibles, me llevaron a paralizarme físicamente y comuniqué a mis hermanos mis temores a que durante las largas siete horas de caminata, volvieran estas rozaduras y me dejaran inmovilizado allá en lo alto de las palomeras de Leoz.
Mi hermano Juanito, me dijo que él tenía la solución. Empapar bien de alcohol esas partes delicadas antes de que aparecieran las rozaduras.
Mi hermano fue a la farmacia de Monreal, compró alcohol y a la media hora de empezar, me dijo…¡VENGA, VAMOS A EMPAPARNOS DE ALCOHOL!!
Confié en su experiencia y…UNA INTENSA LLAMARADA DE FUEGO SENTÍ QUE ME ABRASABAN LOS HUEVOS. Mis gritos, seguro que traspasaron la Higa de Monreal y mis saltos, ni los mejores atletas harían aquellos saltos. Y mis hermanos, se descojonaban a mandíbula batiente.
Como siempre que subimos por este primer tramo, todos los cucos de la montaña parecía que habían salido a recibirnos mientras sudábamos la gota gorda…y hacíamos un repaso a todos los ausentes. Esto último, es una buena terapia porque nos hace sentirnos mejor.
La llegada a las Tres Mugas, se suba de día o de noche, siempre se llega con la camisa empapada y aquí caímos en la cuenta de que una cosa íbamos a echar en falta; AGUA. Estábamos sin agua.
Avanzábamos por la pista de las palomeras de Leoz y las tormentas recientes y las partes sombreadas del camino llenas de barro indicaban que el bajar este año de día era la mejor elección.
Una nueva pista forestal nos hizo intuir que podríamos acortar el camino y así fué como sin darnos cuenta estábamos ya camino del alto de Sabaizar.
Mis hermanos, grandes conversadores ellos, y yo que prefiero caminar en silencio escuchando a los pájaros lejanos, esa danza de las copas de los árboles cuando el viento los menea y sobre todo sentir en mi cara el aire fresco…los aromas de la tierra húmeda y el cereal que a finales de abril crece con fuerza.
Pasaban las horas y atrás iba quedando el parque de Guerinda con sus inmensos molinos, el alto de Olleta, el alto de Lerga y el alto del Chucho. Todo el día por las alturas observando a la izquierda los pirineos y a la derecha la Ribera de Navarra.
Nuevos molinos parece que van a instalar por lo alto del monte Chucho y parece también, que a este paseo nuestro, acabarán llamándolo el paseo de los molinos.
Hacía las cinco de la tarde entrábamos en el pueblo cansados y muy satisfechos. Saludamos a nuestra súper hermana Conchi y a nuestro supercuñado, y a nuestros primos. Unas risas, una ducha y a saludar a la Virgen que fuimos…y en el sermón de la misa, y sin venir a cuento el señor cura arremetía contra las gentes que hemos salido a la calle a decir NO A LA GUERRA. Las tonterías que decía el señor cura, eran una muy mala copia de los discursos belicistas que los dirigentes del partido de la guerra (osea, EL PP) han estado diciendo de forma machacona en sus medios de comunicación.
No lo pude aguantar. Me tuve que salir de la iglesia pero bien sabe la Virgen, que aunque aquella sea su casa, yo para hablar con ella, no necesito que un cura me abra la puerta.