Los encerraron por idealistas y por soñar un mundo mejor.
Los mataron cuando huían del horror fascista y buscando la libertad.
Pero aquellas balas asesinas no mataron sus sueños. Su sangre extendida por los valles y montes en busca de la frontera de la libertad, han hecho crecer muchas semillas como la GR-225- Fuga de Ezkaba y que hoy gritan sus sueños: